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Publicado: 18-06-2019
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Redacción
El edificio del Campus de Bellisens se encontraba con una problemática de sobrecalentamiento de los despachos que daban a la parte este del edificio, debido a la exposición al sol durante todo el día. La arquitecta Marina Berasategui del departamento de infraestructuras de la URV junto con su equipo, analizaron diferentes soluciones para reducir la temperatura interior del edificio.
Se decidió proteger la esquina este de la fachada de 9,8mt de ancho por 14,4mt de alto con 12 velas de HDPE (Polietileno de alta densidad con bloqueo de rayos UV).
Para poder analizar el impacto de las velas, se colocó un sensor de temperatura en el interior del despacho esquinero sur este 14.2 de la planta segunda, y otro en el exterior, fijado al vidrio, registrándose los siguientes datos antes de hacer la instalación:

Estas velas están tensadas en un entramado de 5 perfiles metálicos tubulares de sección 180x100mm de acero anclados a una cimentación continua de hormigón armado de 70x50cm donde se han fijado unas placas base de medidas 300x400mm por la parte inferior, por la parte superior del edificio del entramado metálico se han fijado los tres pórticos centrales a tres elementos resistentes de la cubierta. La estructura metálica, no está en contacto con la estructura del muro cortina existente, y se ha dejado un espacio de 80 cm entre las dos pieles para facilitar la limpieza de los cristales y tareas de mantenimiento.
En los 12 marcos que hacen 4,78x 2,45 se han instalado velas de tejido Commercial 95 y Commercial FR ajustando al máximo los nudos, para tener una cobertura óptima, al tiempo que se mantiene la estética del resto del edificio.
Las velas están confeccionadas con malla de sombra Commercial 95 y Commercial FR 100% reciclable de la empresa Gale Pacific, que ofrecen la mejor combinación de máxima protección solar, resistencia y durabilidad para asegurar una larga vida útil sin necesidad de mantenimiento.
Tienen un índice de bloqueo de los rayos UV de hasta el 94,7%, que ha permitido que la temperatura interior del edificio no se vea afectada por el efecto invernadero que provoca la fachada de vidrio.
Se han combinado los colores Commercial FR Ivory & Slate grey, Commercial 95 River Gumm & Charcoal porque son tonalidades compatibles con las de los cristales existentes, y se han reservado los colores ignífugos para las velas situadas a nivel del pavimento, ya que al ser una zona frecuentada por estudiantes, se minimiza la afectación de posibles actos vandálicos.
Las argollas de los vértices de las velas están sujetos con anillas que se pueden abrir, en caso de que se quieran desmontar las velas, aunque no está previsto.
Las tomas de temperatura posteriores a la instalación de la protección solar con arquitectura textil en Septiembre, han mostrado que el hecho de que el despacho cerrado donde se toma la temperatura esté en contacto con una fachada acristalada orientada a sur, no influye en la temperatura. La temperatura interior, se ha mantenido en todas las horas constante y similar a la temperatura ambiente que se podría haber tomado en cualquier otro espacio de la ciudad en sombra. En cambio, la temperatura exterior (en este caso el sensor se fijó en un pórtico de la estructura metálica) sigue subiendo y bajando, según la intensidad del sol.

Antes de las velas, al mediodía con sol más intenso, había un promedio de temperatura interior de 40 grados, sólo 6 grados por debajo de la media exterior. Con las velas, se ha conseguido una diferencia de la temperatura media entre dentro y fuera de 13 grados, consiguiendo una reducción de la temperatura media interior de 7 grados.
Una vez terminado el proyecto con las comparativas de temperaturas de antes y después, la arquitecta de la Universidad confirmó que el personal que habita aquella parte del edificio están contentos con el proyecto y con el cambio, y que se podrán aprovechar despachos que estaban inhabilitados por las altas temperaturas que acumulaban en verano.
La temperatura máxima exterior registrada en Julio fue 52,1 ° C y dentro del despacho 41,4 ° C.
En Septiembre, después de instalar las velas de sombra, la máxima exterior llegó también a niveles altos del 45,1 ° C, mientras que dentro no pasaron de 29,5 ° C. Los datos después de instalar las velas, muestran uniformidad de la temperatura interior que hace deducir que el sol ha perdido su influencia. Se podría deducir que con temperaturas exteriores elevadas como en Julio, las interiores seguirían estables, y la diferencia entre fuera y dentro sería mayor.


Este tejido al ser transpirable, no transmite calor al interior, y refuerza la ventilación del espacio entre ambas fachadas.
La arquitecta ha recibido muy buena respuesta por parte de los usuarios de esta zona del edificio después de instalar las velas, y con los datos tomados la Universidad podrá valorar el ahorro energético que supone la protección de la fachada con estos tejidos técnicos.

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Publicado: 04-06-2019
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Redacción
La empresa Griesser formó parte de la construcción de la conocida como Casa Arias, una casa pionera en España en cuanto a construcción Passivhaus. Esta vivienda se empezó a construir en el año 2009, de la mano del arquitecto Wolfgang Berger, y se encuentra en Roncal un pueblo del sur del Pirineo navarro.
Cuando Eduardo Arias y su familia plantearon construir su hogar, se decidieron por una construcción pasiva. La casa se construyó en una parcela cuya planta describe una L con un ala hacia oeste y otra hacia sur. La casa, de dos plantas, tiene además un anexo de una planta de altura orientada hacia el norte, donde se encuentra la entrada del garaje. Por lo que concierne a la cubierta, es de cuatro aguas, con cumbreras orientadas este-oeste y norte-sur, con una pendiente de 20º.
Teniendo en cuenta que se trata de una edificación de alta eficiencia energética y planteada siguiendo criterios de sostenibilidad, se optó emplear materiales naturales procedentes de un proceso de fabricación respetuoso con el medioambiente. La envolvente engloba un entramado ligero de madera en el perímetro exterior, el forjado y la cubierta de madera maciza de diferentes secciones. Las fachadas se componen de paños ciegos de piedra caliza -de la zona- ancladas a la estructura y paños abiertos de carpintería de madera. El valor U de los cierres se sitúa entre 0,14 (W/m2K) hasta 0,29 (W/m2K). Las carpinterías son de triple vidrio. Asimismo, la casa cuenta con una instalación de ventilación mecánica con recuperación de calor.

Pioneros en España en la construcción Passivhaus
En un principio, Eduardo estaba decidido a emplear opciones como aerotermia, energía eólica o placas solares. Sin embargo, tal y como apunta el propio Arias: "Entonces fue cuando Wolfgang me comentó por qué no hacer una casa pasiva. Yo no sabía a qué se refería. Me explicó, a grandes rasgos, que eran viviendas que no empleaban calefacción y le expresé mis dudas, porque la casa estaba en Roncal. Me empezó a explicar el concepto de casa pasiva, basado en el aislamiento, el uso de ventanas de altas prestaciones, alta hermeticidad, ventilación controlada con recuperación de calor y captación y protección solar. Según Wolfgang iba hablando me fue convenciendo y además tenía la seguridad de que, si después no funcionaba, estaba a tiempo de instalar calefacción. Así que optamos por hacer una casa pasiva". Por tanto, después del estudio pertinente, la casa de Eduardo se convirtió en una de las primeras viviendas pasivas de España. Al mismo tiempo que se construía este proyecto en Roncal, se introducía el concepto de construcción Passivhaus en España, todavía muy desconocido entonces.

Una casa eficiente que favorece al ahorro económico y energético
Gracias a la protección solar ofrecida por los cerramientos de la marca Griesser, se ha aumentado el confort, el bienestar y el ahorro en la Casa Arias. Por un lado, como se ha desarrollado anteriormente, la principal característica de este tipo de viviendas es el gran ahorro económico y energético que suponen. En este caso, en tan solo ocho años después, ya se ha amortizado el sobrecoste de 100 €/m2 que supuso la construcción de la vivienda según criterios Passivhaus.
Aplicando los conceptos del estándar Passivhaus, el consumo en calefacción está por debajo de los 15 kWh/m2 al año. Por tanto, el ahorro económico en energía de la vivienda se estima en unos 3.000 € al año en comparación a una vivienda tradicional. Además, es destacable el gran confort térmico y acústico existente en todas las estancias de la casa durante todo el año.
Por último, la vivienda ha estado monitorizada hasta hoy y se ha comprobado que las agradables sensaciones térmicas se fundamentan en el comportamiento térmico de la envolvente del edificio. Las composiciones de la envolvente están optimizadas teniendo en cuenta el clima. La buena orientación hacia el sur permite captar energía solar directa de manera pasiva y aportar el máximo de energía. Así, en invierno, cuando las chimeneas del valle de Roncal humean, la Casa Arias se mantiene con un pequeño aporte de energía, un radiador de 2.000 W durante una hora al día, con una temperatura interior de 21°C.
En definitiva, esta experiencia ha sido tan positiva que Eduardo Arias, constructor de profesión, se ha especializado en la construcción de viviendas pasivas.